sábado, 14 de abril de 2007

JOSE MIGUEL VARELA

CARACTERISTICAS PRINCIPALES DE LOS INSECTOS


Los insectos representan del 75 al 80% de todos los integrantes del reino animal y se han descrito alrededor de un millón de especies. Se encuentran distribuidos por todo el mundo, ocupando principalmente ecosistemas terrestres y dulciacuícolas. La mayor riqueza de especies se ubica en las regiones cercanas al Ecuador y va disminuyendo conforme se acercan a los polos.

Los insectos se abrieron paso por doquier, invadiendo y monopolizando todos los rincones habitables, aprovechando la más insignificante fuente de alimento. A medida que este reino iba colonizando el planeta, se fueron formando especies con características distintivas que les permitían adaptarse a su ambiente y forma de vida. La evolución masiva de los insectos afectó de manera profunda la evolución de las plantas y de los restantes animales que estaban en contacto con ellos. Cada uno de estos últimos es actualmente resultado de la influencia de los insectos sobre sus antepasados (Farb, 1974).

Los insectos son reconocidos por las siguientes características generales:

•Cuerpo dividido en 3 regiones: cabeza, tórax y abdomen.

•Simetría bilateral.

•Presentan metamorfosis (cambio en forma).

•Apéndices articulados.

•Son los únicos artrópodos que tienen alas.

•Tienen exoesqueleto (esqueleto externo).

•Tres pares de patas articuladas en los adultos (con algunas excepciones).

•Dos pares de alas en los adultos (con excepciones).

•Sistema circulatorio abierto.

•Cordón nervioso ventral.

•Sistema respiratorio con tráqueas.

•Sistema excretor representado por tubos de Malpighio.

La forma, tamaño y color varían significativamente.


Chapulín mostrando las tres regiones del cuerpo, los tres pares de patas, antenas y el ojo compuesto.

II. Morfología externa (forma externa)

La cabeza, cráneo o cápsula cefálica es la primera región del cuerpo de un insecto. En ella se encuentra un par de antenas de distintas formas y tamaños que cumplen una función sensorial, un par de ojos compuestos capaces de percibir imágenes y pueden existir 2 ó 3 pequeñas unidades llamadas ocelos que actúan como receptores de los cambios de intensidad de luz. Además, en la cabeza se localiza el aparato bucal, estructura relacionada con la alimentación de los insectos que puede ser: masticador, raspador-chupador o chupador.


Esquema de la cabeza de una langosta, donde se muestra la ubicación de los ocelos.

El tórax está situado entre la cabeza y el abdomen. En él se encuentran los órganos locomotores, adaptados a cumplir una función determinada como saltar, caminar, cavar, nadar, excavar, posarse, colgarse, colectar polen, sujetarse y oír, entre otras, y las alas que permiten el vuelo. El tórax esta compuesto de tres partes (Barrientos, et. al. 1991) o segmentos (Metcalf y Flint, 1978). La primera es la que porta el primer par de patas; la segunda contiene las patas medias, además de incluir el primer par de alas (cuando existen) y de la tercera salen las patas posteriores y el segundo par de alas (cuando existen) (Metcalf y Flint, 1978).

El abdomen, la tercera región, es la parte posterior del cuerpo de los insectos. En él no hay patas o apéndices articulados. Está compuesto de segmentos que se unen entre sí por membranas intersegmentales que se extienden permitiendo los movimientos, en particular los respiratorios, la distensión del abdomen durante la maduración de los huevos y su alargamiento durante la postura. En el abdomen se ubica la mayor parte de los sistemas del insecto, como el reproductor, excretor y las vísceras. En cada segemento abodominal se puede observar un par de orificios en forma de ojal llamados espiráculos a través de los cuales penetra el aire al aparato respiratorio (Rojas, 1994).

En el abdomen existen dos tipos de apéndices: los asociados con la reproducción y los no asociados con ésta. Los últimos, llamados cercos, se localizan en los segmentos terminales y son estructuras de función sensorial (detectan cambios en la dirección del aire, de temperatura, de humedad, etc.); en algunos casos sirven al animal como defensa, como sucede en las tijerillas. Los apéndices asociados con la reproducción reciben el nombre de genitales externos o aparato genital y se localizan a partir del octavo segmento en las hembras y a partir del noveno en los machos (en los ortópteros).

Exoesqueleto o esqueleto externo

Los insectos presentan una estructura que los cubre totalmente, llamada exoesqueleto o esqueleto externo. Esta pared es resistente y le da protección y forma al cuerpo. A la capa externa se le llama cutícula

El color de un insecto se al efecto óptico de la luz sobre la superficie de la pared del cuerpo que cuenta con un pigmento. El color metálico iridiscente es resultado de la refracción de la luz.

La pared cuenta con numerosos procesos externos e internos. Los externos incluyen las setas, espinas y escamas. Algunos de ellos están constituidos únicamente por cutícula aunque siempre incluyen las tres capas de la pared. Las setas tienen un crecimiento hacia el exterior de las células epidérmicas y otras tienen un origen multicelular. Los procesos externos de la pared son plegaduras hacia dentro del organismo. A las invaginaciones de la pared del cuerpo se les llama apodemas y se pueden observar externamente en forma de estrías (sutura). Los procesos internos proporcionan áreas para la inserción de los músculos y fortalecen o refuerzan la pared.

JOSE MIGUEL VARELA


FOSIL MAS ANTIGUO DE LOS INSECTOS


Científicos estadounidenses han descubierto restos de un insecto que vivió hace 400 millones de años, el más antiguo de los descubiertos hasta ahora, en un fósil que fue desenterrado en Escocia a principios de la pasada década. Este hallazgo prueba que los insectos con alas evolucionaron unos 80 millones de años antes de lo que se creía.

David Grimaldi, del Museo Americano de Historia Natural de Nueva York, y Michael Engel, de la Universidad de Kansas, se encontraban trabajando en un libro sobre la evolución de los insectos cuando vieron los restos mientras examinaban el fósil.

El descubrimiento sitúa 20 millones de años antes de lo que se creía la aparición del insecto más antiguo. Y, lo que es más importante, sugiere que los insectos con alas evolucionaron unos 80 millones de años antes de lo que se pensaba. "Los insectos deben de haber sido algunos de los primeros animales de la Tierra", afirma Grimaldi en la revista "Nature".

Una de las cuestiones más importantes es la forma en que evolucionaron las alas de los insectos. La anterior prueba de insectos alados data de hace 330 millones de años. Muestras de esa era señalan que estaban completamente formados y eran capaces de volar, así que probablemente evolucionaron antes.
Los restos del bicho encontrado consisten en un par de mandíbulas y rasgos adicionales que indican que se trata de un verdadero insecto. Su estructura revela además que tenía alas y que su cuerpo debió de ser del tamaño de un grano de arroz.

JOSE MIGUEL VARELA

NOTAS SOBRE EL ORIGEN DE LOS INSECTOS Por el Dr. ALVARO JOSE NEGRETT F.
Cuando el estudioso pretende conocer el origen de cualquiera de las especies vivientes, tropieza con una embarazosa dificultad, la misma que tiempo atrás constituyó un grave problema para el pionero de la conducta animal: Charles Darwin en su obra "El Origen de las Especies"; tal dificultad fue denominada por él mismo como "la Imperfección de los Estratos Geológicos". Y en realidad, al decirse que escrita está sobre las rocas la historia del pasado biológico desde épocas anteriorísimas a la aparición del hombre sobre la tierra, solo logramos aproximarnos a la verdad, ya que si limitamos la atención y hacemos un detallado estudio sobre una sola formación "Estrato" no encontraremos en ellas series graduales ordenadas de especies fósiles; es decir, no siempre hallaremos los restos más antiguos en las capas geológicas más profundas y los más contemporáneos en los estratos más externos, como lógicamente puede suponerse, puesto que los muchos accidentes ocurridos en tantos miles de años han desordenado, locamente, la mayoría de los restos fósiles.
Los insectos como otros invertebrados se han conservado en estado fósil por una serie de acontecimientos que tuvieron como resultado su enterramiento en un medio adecuado. Es necesario un enterramiento inmediato para que se conserve todo el insecto; de otra manera el cuerpo se reblandece y caen todas sus partes, quedando muchas veces solo las alas. Estas se descomponen más lentamente y por lo tanto, pueden conservarse en condiciones menos favorables, razón por la cual muchos ejemplares de insectos fósiles consisten únicamente en las alas. Además, los insectos fósiles no se encuentran en tantos yacimientos ni localidades como la mayoría de otros artrópodos.
Se han hallado fósiles de insectos en cerca de 150 localidades de diversas partes del mundo. Entre las más importantes pueden considerarse, Commentry, en la parte central de Francia, donde fueron depositados en un lago de aguas dulces, en el período carbonífero superior, (300 millones de años aproximadamente) miles de especímenes que se encuentran más o menos bien conservados y son considerados por algunos como los insectos más antiguos que se conocen. Otro sitio de considerable importancia es la roca caliza del Elmo, en el estado de Kansas, EEUU., donde se han encontrado hasta ahora cerca de 10.000 insectos acuáticos y crutáceos, admirablemente bien conservados. La piedra caliza litográfica de Baviera y otras del mismo tipo, distribuidas principalmente en Europa, han dado material valiosísimo para los investigadores, pero ningún yacimiento supera en riqueza al maravilloso Ambar del Báltico, en las Costas de Alemania, a cuyo material me referiré más adelante por ser insectos de edad más contemporánea.
En realidad la primera constancia geológica del origen de los insectos es todavía insegura; se han encontrado unos pocos fragmentos de pequeños artrópodos en un cuarzo del período devónico (anterior del carbonífero, 300 millones de años aprox.) y un grupo de científicos los clasificó como Tisanuros, pequeños insectos sin alas de cuerpo desnudo y a menudo cubierto de escamas, sin una metamorfosis marcada, pero su verdadera identidad será dudosa hasta cuando se sepa más de ellos. Lo mismo puede decirse para otros tres fósiles del primer período carbonífero, consistentes en algunas alas encontradas en Checoslovaquia y Alemania; lo único que puede deducirse es que en aquella época existieron insectos voladores con alas perfectamente desarrolladas.
Desde el período siguiente (50 millones de años) en adelante la entomofauna es mucho mejor conocida; ésta se encuentra ya muy evolucionada y comprende diversos grupos con analogías a algunos órdenes de los insectos actuales.
Los insectos del carbonífero fueron reunidos por el paleontólogo norteamericano, Samuel Hubard, en un gran grupo que denominó "Palaeodictiopteros", el cual posee algunas samejanzas con los actuales ortópteros ( cucarachas, langostas y grillos ); estos antiguos insectos eran de tamaño mediano y hasta donde sabemos, todos los representantes tuvieron un par de lóbulos membranosos en el primer segmento torácico, considerados como indicadores del origen de las alas funcionales. Desafortunadamente no se conocen las fases metamorfósicas de ellos.
Otros contemporáneos de estas libélulas gigantes fueron los del género "Titanophasma", de abdomen largo y delgado y de alas estrechas y membranosas, casi tan grandes como las anteriores; no se han encontrado estados metamorfósicos en ninguno de los dos grupos, pero se supone que fueron acuáticos y de metamorfosis sencilla. Como en aquel tiempo no habían aparecido todavía las aves, ni ningún vertebrado volador, quizá fueron ellos quienes dominaron el aire sin ser molestados por ningún otro animal.
Millones de años después de la aparición de los primeros insectos, cuando transcurría el período pérmico, (215 millones de años) ya se encontraban bien representados varios tipos de piojos masticadores de pocos milímetros de longitud y algunos tipos de chinches y neurópteros. Además, aparece aquí, también un extraño orden de insectos parecidos a los actuales escarabajos, con alas bien desarolladas, pero relacionados más estrechamente con los grillos, denominados "Protelytroptero" importantes por su tipo de metamorfosis completa.
Ya en la era mesozoica, la de los gigantescos reptiles , cambió marcadamente la entomofauna, y ninguno de los órdenes extinguidos subsistió después de iniciado este período. Entre los representantes insectiles de este tiempo se cuentan ciertas especies australianas emparentadas con los grillos, que poseyeron en las alas un gran aparato estridulatorio; esto constituye la primera constancia de la producción de sonido por los insectos.
Como en esta época tampoco habían aparecido los pájaros, ni otros vertebrados que produjesen los sonidos animales ordinarios, es posible que dichos insectos estridulantes y sus parientes, fueran las criaturas más ruidosas de aquellos tiempos. Ya de aquí en adelante la fauna insectil se asemeja mucho a la moderna, pero continúan apareciendo cada vez más familias. En realidad, la apariencia de esta fauna es tan moderna que si viésemos una colección de aquellos especímenes, clavados con alfilers a la manera usual, no nos parecerían muy diferentes a nuestras colecciones actuales, excepto que no habrían visitantes de las flores, como abajas y abejorros, por cuanto las plantas florales solo aparecieron en el período siguiente, el cretáceo (120 millones de años).
Aunque los insectos del terciario no contribuyen a nuestro conocimiento de la evolución de la entomofauna como los más arcaicos, nos informan sobre la distribución geográfica de las familias y los géneros, y nos permiten hacer comparaciones seguras con los géneros y especies actuales. A tal época pertenecen los numerosísimos insectos fósiles del Ambar del Báltico (hasta ahora se han colectado 150.000 especies aprox.), consistentes en diminutos sarcófagos cristalinos en cuyo interior se encuentran insectos antiquísimos en perfecto estado de conservación. El material es en sí la resina fosilizada de una especie de pino extinguido (Pinitis succinifera), cuya distribución geográfica abarcaba extensas zonas nórdicas de Europa; muchos insectos y otros vertebrados que habitaban aquellos bosques, quedaron aprisionados en la resina de los árboles que frecuentaban; luego la resina cristalizó, cayó al suelo, se petrificó, y fue luego arrastrada por las aguas hasta las playas del mar Báltico, donde pueden hoy ser encontradas estas increibles joyas insectiles. El Dr. Morton Weler, quien se ha dedicado al estudio de los insectos del Ambar del Báltico, ha logrado diferenciar 43 géneros de hormigas, de lo cuales 24 existen en nuestros días. Además, descubrió que los hábitos sociales de éstas eran tan organizados como los de las existentes actualmente, con sus castas, sus obreras y hasta en la asociación con los pulgones; como esto ocurrió hace 60 millones de años aprox., antes de la época de aparición de la mayor parte de las familias de mamíferos hoy existentes, es indudable que la organización social de las hormigas es muchísimo más antigua que la nuestra.
Es importante aclarar que en períodos considerablemente anteriores como el silúrico (400 millones de años aprox.), habían aparecido ya sobre la tierra varios tipos de arácnidos, siendo entre estos los más antiguos algunos escorpiones que poseen mucha analogía con los actuales. El más antiguo fue denominado "Palaeophonus", ejemplar increiblemente bien conservado y que se considera como el fosil terrestre más primitivo encontrado hasta ahora. Las arañas y los ciempiés también fueron abundantes en aquella época, y poseían el cefalotórax dividido en segmentos en vez de la masa conjunta de los actuales descendientes; pero ninguno de estos grupos puede considerarse como ancestro en el origen de los insectos, ya que forman una clase totalmente aparte de ellos.
De todos los primitivos insectos conocemos hasta hoy seis órdenes diferentes, todos ellos extinguidos hace miles de años, excepto el grupo de los blattidos (cucarachas), insectos que han persistido a través de largos períodos geológicos, sin que en ellos se note una apreciable diferencia entre las especies primitivas y las actuales; la pequeña diferencia radica principalmente en la disposición de las nervaduras de las alas y posiblemente en el tamaño de animal, pues todos los abundantísimos fósiles de cucarachas que se han encontrado son de proporciones relativamente medianas y ninguno supera en tamaño a ciertas especies actuales de nuestro trópico. Este hecho lo he verificado, hasta cierto punto, como resultado de múltiples excursiones de fósiles que he realizado en el Valle del Patia, al sur del departamento del Cauca, importante yacimiento fosilífero en Colombia, donde a menudo suelen encontrarse impresiones pétreas de cucarachas de mediano tamaño y muchos artrópodos y vegetales fósiles que fueron allí depositados por las aguas corrientes cuando todo aquel valle era una bahía del Océano Pacífico. Puede demostrarse que tal territorio fue sin duda una entrada al mar, observando los muchos ejemplares fósiles de origen netamente marino que he colectado allí: corales, conchas, caracoles y un extraordinario cangrejo marino de estructura muy diferente a los que actualmente habitan el valle (ahora solo se encuentran pequeños cangrejos de rio).
Además, observando el paisaje circundante se dispone de otra evidencia para demostrar el origen marino del Valle de Patia: las montañas vecinas son grandes moles de rocas en las que aún se encuentran las impresiones de los distintos niveles del agua. Estos surcos en las rocas, a manera de gradas, se formaron en orden descendiente, a medida que bajaba el nivel del agua, hechos por el contínuo golpear de las olas que fueron carcomiendo los acantilados en el transcurso de miles y miles de años; luego logró desaguarse completamente por la hoz de Minamá, en el sur del Valle, la cual es un profundo cañon que divide la cordillera occidental y actualmente da paso a su través al rio Patía antes de desembocar al Oceano Pacífico.
Volviendo a nuestro caso de las cucarachas, jamás logré obtener en el Patía un ejemplar fósil tan grande como algunas cucarachas que hoy día habitan esa región, donde existen especies gigantes que sobrepasan las dos pulgadas y media de longitud.
Las cucarachas son posiblemente los insectos más ampliamente distribuidos en el globo; se han clasificado hasta ahora cerca de 3.500 especies, encontrándose en casi todos los tipos de climas existentes en la tierra.Naturalmente, no todas han adquirido hábitos domésticos y muchas especies presentan aspectos muy atractivos, como cierto tipo de cucarachita verde que habita las hojarascas y los detritos de los bosques circundantes de Manizales.
Como dato interesante, algunos yacimientos europeos de fósiles solo han mostrado cucarachas.
Entre los órdenes de insectos extinguidos, los más expectaculares fueron sin duda los "Protodonata" semejantes a las actuales libélulas, que han sido encontrados en antiguas rocas de Frencia y Estados Unidos; poseían éstos un poderoso aparato masticador y sus patas estaban cubiertas de fuertes espinas. Todos estos protodonatos fueron grandes y algunos verdaderamente gigantescos, con una envergadura de 75 cms. de extremo a extremo de las alas y un cuerpo de hasta 40 cms. de largo, es decir, aproximadamente el tamaño de un gavilán.A juzgar por las semejanzas con sus actuales descendientes, estas superlibélulas debieron ser ágiles cazadoras de otros insecto, y sin duda capturaban sus presas al vuelo para luego devorarlas, mientras descansaban posadas sobre los helechos gigantes y otras plantas primitivas.
Un estudio detallado del origen de los insectos pone en evidencia ciertos cambios progresivos estructurales a través de todos los períodos geológicos; aunque todo esto es aún tema de controversia entre los investigadores, se tienen suficientes pruebas que indican los pasos importantes en la evolución de estos animales.Los estudios morfológicos de los insectos existentes prueban que sus primeros antecesores fueron ápteros, (sin alas) como los actuales Thisanura "pescaditos de plata" que se encuentran ocasionalmente en las bibliotecas y sitios sombríos. La aparición de las alas, modificación probable de aletas laterales, fue sin duda el cambio más significativo en la línea evolutiva de los insectos.
Los insectos voladores primitivos no podían flexionar las alas en posición de reposo. El segundopaso evolutivo importante consistío en el desarrollo de una articulación que les permitió recoger las alas sobre el abdomen cuando no volaban; la adquisición de este mecanismo los hizo escurridizos y les dió facilidades para esconderse ertre las piedras, rocas y detritus vegetales.
El tercer cambio evolutivo importante consistió en lograr una metamorfosis de tipo más completo con fases de larva y ninfa. Desde entonces, no se han operado cambios de tanta importancia.
La fauna insectil de nuestros tiempos no es más que una pequeña parte del total de los que vivieron en los 350 millones de años atrás y han sobrevivido durante todo ese tiempo, sin sufrir modificaciones tan marcadas como en otros seres vivientes, pero se han adaptado maravillosamente para soportar toda la variedad de condiciones que hay sobre la tierra, y es de esperar que hayan adquirido especializaciones y adaptaciones que nosotros no entendemos completamente.El grado de desarrollode los insectos es extremadamente variable y difícil de medir por normas humanas.Es bien conocido por todos que muchas especies de hormigas, abejas y termites de tendencias sociales, muestran un alto grado de eficiencia en sus laboriosas construcciones, movidas por alguna inexplicable fuerza definida como instinto, si no es por facultades de razón e inteligencia.
Queda mucho que investigar sobre la evolución filogénica de los insectos. Si bien es cierto que la biología - auxiliada con el descubrimiento del carbono 14 - ha hecho considerables avances cronológicos. Los fósiles de tantos insectos que vivieron en períodos geológicos distantes muchos millones de años de la era humana, son testigos elocuentes de las tantas vicisitudes por las que atravezaron en medios incompatibles para cualquier otra especie animal.
Al recapacitar y reconocer la prioridad cronológica de los insectos en relación con nosotros, es decir, todo aquel largo tiempo transcurrido antes de la aparición del hombre sobre la tierra, del cual fueron testigos, es a los ojos del biólogo, en algún sentido, vergonzosa nuestra niñez en la tabla de los períodos geológicos. Bibliografía
INSECTS. Copyright 1963, Unites States- Departament of Agriculture Washinton D.C.
HISTORIA NATURAL. Geología - (Paleontología). Instituto Gallach, Sexta Edición -Barcelona.
EDUARDO HERNANDEZ PACHECO. Los fósiles y la fosilización.
LOS INSECTOS. Colección de la Naturaleza de Life en Español- Offset Multicolor, S.A. 1968 -México -D.F.
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