lunes, 23 de abril de 2007

BEATRIZ GUZMAN

Vida de Insectos
Alimentación

Se podría decir abiertamente que los insectos comen de todo. Aunque tratándose de tres cuartos de millón de especies, eso no debería asombrarnos.
Los jugos de las plantas y también sus hojas y sus tallos y sus raíces; frutas, las que sean; granos de cereales; carne viva o muerta, fresca o en descomposición; madera, papel, telas; sangre (incluida la humana): todo puede ser alimento.
Hay que decir que muchos insectos devoran... a otros insectos. Así, las ninfas de las libélulas o las chinches de agua se alimentan de insectos que andan por allí (y también de pequeños vertebrados acuáticos, como pececitos y renacuajos). Las mariquitas, también llamadas vaquitas de San Antonio, tienen una dieta a base de los pulgones que comen rosales y otras plantas. Por eso las rondan. Incluso se las cría adrede para cuidar el jardín. O sea que no solamente traen buena suerte...
Algunos insectos –como las moscas comunes- no son muy exquisitas al escoger su menú. Lo mismo les da succionar azúcar o frutas que sudor o excrementos.
Otros, en cambio, parecen saber lo que quieren. Tanto, que se los reconoce y denomina por su alimento predilecto, como la chinche de la malva o el escarabajo de la harina o el piojo de los libros. Otro que se devora los libros es el conocido tisanuro o pescadito de plata.
La mayoría de los insectos son herbívoros, y la mayoría de los herbívoros son especialistas. O sea: comen una sola o en todo caso unas pocas especies de plantas. ¿No sería mejor cualquiera? ¿No tendrían así más alimento disponible? No, ellos siguen con su aburrida dieta. ¿Por qué?
El fenómeno admite diversas explicaciones, tal vez complementarias. Ingenuamente se podría pensar: comen esa planta porque les gusta más, porque les atrae más su sabor o su color o lo que sea. Pero no es tan simple.
Una razón posible es que las plantas contienen sustancias defensivas, suerte de venenos para hongos y para insectos. Los insectos, por su parte, han debido desarrollar a su vez mecanismos defensivos contra esos venenos. Y, como sería imposible desarrollar esos mecanismos para diversos venenos, se han especializado en un determinado vegetal.
Otra explicación posible es que cada insecto ha elegido aquellas hojas que por algún motivo (tamaño, forma, color) lo protegen mejor o lo expone menos a sus depredadores naturales.

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